La maldición de Hill House
La maldición de Hill House,
traducida al español y publicada por Valdemar Ediciones, es una novela poco
conocida de Jackson, quizá porque está encasillada en el género de terror o
novela gótica y eso es algo que siempre limita un texto. Sin embargo, para mí
es mucho más que eso, y me da rabia que el encasillamiento en un género
considerado menor o periférico suponga dotar al libro de una serie de
prejuicios de los que tan difícil es librarse.
En La maldición de Hill House, Shirley
Jackson nos presenta a una mujer, Eleanor, que se ha pasado la vida cuidando a
su madre, encerrada. Cuando la anciana muere, ella decide aceptar un trabajo
que un desconocido le ofrece en Hill House, una mansión a las afueras de un
pequeño pueblo a la que nadie se atreve a acercarse de noche.
Allí, Eleanor
empieza a compartir su día a día con el doctor Montague, que estudia las
perturbaciones psíquicas que suelen producirse en las casas encantadas; el
joven heredero Luke y la simpática Theodora. Para ella, este nuevo escenario
constituye la primera ocasión de su vida de ser independiente, de ser ella
misma, lejos de su familia. Quiere volver a empezar y sueña con librarse del
pasado, pero el pasado la visita constantemente en esa casa encantada. Le
recuerda que siempre ha estado sometida a su madre, se burla de ella cuando pretende
integrarse en el grupo y conseguir que la respeten y la escuchen. Es demoledor
ver cómo el grupo la va dejando de lado y tachando de loca a medida que avanza
el relato… ¿Quién no se ha sentido alguna vez así?
Jackson traza con
maestría la finísima línea entre el horror interno y el externo. ¿Dónde empieza
y termina cada uno? ¿Hasta qué punto somos responsables de los fantasmas que
nos asustan? ¿Por qué no podemos huir del pasado? El relato nos muestra de
forma devastadora lo dañinos que pueden llegar a ser nuestros miedos, y cómo
los demás pueden aprovecharse de ellos. La tensión está servida en esta lectura
perturbadora, como todas las de Shirley Jackson, una autora extraordinaria a
quien no me canso de leer.
Shirley Jackson, La maldición de Hill House, Valdemar
Ediciones, 2008, 256 páginas.